sábado, 30 de mayo de 2009

Tren musical

El jueves 28 fui a ver a Palo Pandolfo en Ciudad Vieja. Recorrió su carrera solista y tocó algunos clásicos de Don Cornelio y La Zona (Cenizas y diamantes, Ella vendrá y Tazas de té chino) y de Los Visitantes (Que se abra Buenos Aires, Tapa de los sesos y Estaré).
Disfruté mucho este recital. Era la primera vez que lo veía a Palo en vivo y tenía muchas expectativas al respecto. Su voz es muy particular, y fue un placer para mí sentirla tan pura y única como en las grabaciones. Cada vez que se ponía a jugar con su voz, yo sonreía con los ojos entrecerrados tirando la cabeza hacia atrás. ¡Extrema alegría!
Me sorprendió su capacidad como guitarrista. Como así también me gustaron mucho los músicos que lo acompañaron (un percucionista, un bajitas y un violinista).
Además, lo interesante de verlo en vivo, es entrar en contacto con el personaje-palo-pandolfo. Es muy gracioso, hace gestos faciales y corporales y bailes completamente ridículos.

"Lo que fue papel
hoy será canción"
(Los visitantes)

miércoles, 27 de mayo de 2009

La sed verdadera

Hoy iba a escribir sobre el recital de Sergio Pángaro y Baccarat, del sábado 23 en el Teatro Café Concert. Iba a contar que tocó temas como Desierto, Autoayuda, Bailás?, Cómo hacer un hit, Corazón, Porque sí, Always on my mind, Hippie en Constitución, Come prima, Just a gigolo, En el vals (canción de la banda sonora de La novicia rebelde), Lluvia dorada, Apocalypsis, Boogaloo y Tomo lo que encuentro (temazo de Virus). O también que caían burbujas al escenario, o sobre lo groso es el tecladista, o lo loco que se puso Pángaro cuando tocaron Boogaloo. Pero no, no voy a hablar de eso.

O deseaba hablar acerca de la obra de teatro "La memoria de los peces" que me arrebató un par de lágrimas y muuuchos escalofríos. Pero no, nada más la recomiendo.

También quería escribir sobre la serie de situaciones y encuentros bizarros con gente bizarra que me sucedieron en el día de ayer. Pero no, no tengo ganas de destinarle palabras a eso.

O podría contar que ayer cuando salí de la facultad me pareció ver a una persona que fue muy hiriente conmigo, y que estoy casi segura de que no era, pero que sólo el hecho de pensar en la probabilidad de cruzármelo hizo que me sumergiera en un horrible estado de angustia y nerviosismo. Pero no, mejor ni acordarme.

Así mismo me hubiera gustado filosofar sobre el efecto que tiene un café y un panqueque con dulce de leche y salsa de chocolate sobre la gente. O cómo me encanta hablar con mi prima, la persona que mejor me conoce en el mundo. O sobre las interesantes temáticas sobre las que charlamos: amor, pareja, sexo, familia (NUESTRA familia), proyectos, realización de la mujer, etc. Pero no, prefiero reservármelo.


De lo que sí voy a hablar es sobre un episodio que me sucedió hoy a la mañana, que resume un poco todas las temáticas anteriores de las que no quiero hablar.

Cuando iba hacia la facultad, ni bien se vació un poco el micro y pude sentarme, me calzé los auriculares y comencé a reproducir mi mp4. Mi deseo era escuchar dos temas específicos, que me hacen acordar un poco a esa persona hiriente que no sé si me crucé o no, y a todas las batallas amorosas que libré en tiempo pasado y que ahora las resolví victoriosamente cuando dejé de preocuparme por destinar amor a gente que no me correspondía, y empecé a quererme a mí misma. (Recomendación: Interesante post sobre este mismo tema)

Esas canciones son By this river, de Brian Eno y Siempre me quedará, de Bebe.
La primera la escuché cientos de veces inconscientemente, pero me voló la cabeza después de ver la película Y tu mamá también. El film en sí no es genial, pero me sentí muy identificada con algunas escenas y diálogos. Lo que me llamó poderosamente la atención de esa canción es que la conocía. La podía tararear. Pero no sabía ni cómo se llamaba, ni de quién era. Cuando lo averigüé, la situación se coronó al encontrar la siguiente frase: "Waiting here, Always failing to remember why we came, came, came: I wonder why we came".
La segunda es una canción tontita, pero que me gusta, porque sí... Porque es la música de fondo perfecta para cualquier drama adolescente: "Me cuesta abrir los ojos y lo hago poco a poco, no sea que aún te encuentre cerca".

Pero cuando puse play no se reprodujo ni una ni otra canción, aunque en la pantalla figuraban ambos títulos. Mis oídos comenzaron a percibir La sed verdadera, de Luis Alberto Spinetta. No sólo me sorprendió la extraña falla técnica, sino también la aparición de esa canción. ESA, y no cualquier otra.
Este tema, que pertenece al disco Artaud, siempre habló de mí. Desde la primera vez que lo escuché hasta el día de hoy. Siempre habló de mí. De mí y de los que me rodean ("Sé muy bien que has oído hablar de mí y hoy nos vemos aquí"). Fue el lema de mi vida: "pero la paz en mí nunca la encontrarás, si no es en vos, en mí nunca la encontrarás". Esta frase inundó mis cuadernos, y todas las superficies cercanas donde pudiera escribir.
Este tema habla de mí, y ME HABLA A MÍ. Cuenta la historia de todos los tipos con los que anduve, siempre en tiempo presente, remitiéndome al pasado al mismo tiempo. "Por tu living o fuera de allí no estás, pero hay otro que está, y no soy yo, yo sólo te hablo desde aquí, él debe ser la música que nunca hiciste".
"Viste la piel, creíste en todo lo que te pedí, y nada salió de vos". Cuando sonó esa parte, mi mirada dirigida a la ventanilla del micro, se sumergió en un seguidilla de imágenes internas: sillones, camas, parques, charlas, hombres.

¿Por qué? ¿Por qué justo ahora esta canción me asalta sorpresivamente? ¿Por qué se reprodujo este tema, y no ninguno de los dos que yo quería escuchar? ¿Es una señal del destino? ¿Es un consejo, una recomendación?


Las luces que saltan a lo lejos
No esperan que vayas a apagarlas jamás.

martes, 19 de mayo de 2009

"Tu dulzor me haría reir"

El sábado 16 Luis Alberto Spinetta presentó Un mañana, su último disco, en el Coliseo Podestá. Antes de comenzar a tocar (unos minutos después de las 22 hs) nombró a los músicos que lo acompañaban: Cardone en teclados, Nerina Nicotra ("flamante madre de Renata", comentó el Flaco) en bajo y Sergio Verdineli en batería.
Comezó con "Un viento celeste", "Cabecita calesita" y "Proserpina". Hizo una pausa para hablar sobre "Conduciendo a conciencia", lucha que mantiene a partir de la Tragedia de Santa Fe y cantó la canción que compuso con León Gieco. A continuación interpretó "La guitarra", poema de Atahualpa Yupanqui al que Gieco le puso música. Para tocar "Yo miro tu amor" invitó a Baltazar Comotto, un guitarrista de la puta madre.
Acá es el primer momento dónde ya no me importan el orden de los temas o la prolijidad de su ejecución, porque mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas cuando escuché las primeras notas de "La herida de París". Es una de las canciones preferidas de mi viejo, y siempre me hacen pensar en toda la presencia que tiene la música en mi vida (gracias a él) y en todas las veces que lo vi al Flaco.
Después comenzó una seguidilla de temas del último disco: "La mendiga", "No quiere decir", "Mi elemento", "Un mañana", "Canción de amor para Olga", "Preso ventanilla", "Despiértate en la brisa", "Tu vuelo al fin" y "Para soñar"
.

Durante el recital el Flaco fue presentando cada uno de los temas, se mostró conectado con el público (como siempre), a través de chistes y respuestas a los gritos de la gente. Un ejemplo muy gracioso fue que alguien le grito "SEEXOO" (pidiéndole aquel hermoso tema del disco Los niños que escriben en el cielo), a lo que el Flaco respondió "Che, ahora estamos tocando..." (jajaja).
De todos modos, por momentos lo noté "viejito", entrando tarde a los versos o con dificultades para llegar a determinadas notas, todo resuelto con la inmensa calidad de un artista que ama lo que hace.
Que Cardone es un genio total, no tengo ni que aclararlo. Que Nerina es impecable, tampoco. Pero si quiero destacar la labor de Sergio Verdineli. Ya lo había escuchado varias veces, pero esta vez le presté peculiar atención. El pibe es un monstruo! Toca muy bien (según mi gusto personal), lo trasmite con todo su cuerpo, y encima lo hace con una inmensa sonrisa en la cara, señal de que ama su trabajo.

El segundo momento de máxima emoción fue dado por la increíble interpretación de "A Starosta, el idiota". Esta canción la escuché en vivo unas 4 o 5 veces, pero cada vez que la escucho es una versión única que me eriza la piel y me llena los ojos de lágrimas. Siempre que llega a la parte que dice "no llores más, ya no tengas frío...", el pecho se me llena de sentimientos difíciles de explicar.
Continuó con viejas canciones como "Laura va", "Todos estos años de gente", "Asilo en tu corazón" y terminó con "No te alejes tanto de mí". A pedido del público regresó y cantó "Rutas Argentinas".

Después de que terminó el recital me encontré con mi profesor de guitarra, cosa que me puso muuuy feliz. Y un rato después lo vi a Spinetta subirse a su combi.
Por supuesto no pude evitar gritar "FLACO TE AMOOO!" Je. Este tipo me puede, por algo me hice este tatuaje.




viernes, 15 de mayo de 2009

El negro, el destino y "esas cosas locas de la vida"

Justo el único momento en la semana que tengo tiempo para escribir, no me encuentro realmente inspirada. Pero me propuse hacer un breve resumen de mi semana. Sé que me estoy arriesgando a que no se entienda nada, pero no me importa!! Duke Ellington de fondo está tratando de incentivarme un poquito.

Domingo:
¡Malditos trabajos grupales de la facultad de Periodismo y Comunicación Social! Malditos malditos malditos!

Lunes:
Emmm.. Uia! No me acuerdo nada significativo. Cualquiera. Supongo que a la mañana fui a la facultad y a la tarde a trabajar. Ah, sí, sí, sí. En la facultad tuve un rato libre y me colgué leyendo una conferencia de Spinetta que se titula "el sonido primordial", que habla sobre los sonidos de la naturaleza y su relación con la música. Un flash tremendo!
Ahora que hago memoria, también hablé con ÉL [Recién empiezo a ser participe del mundo de los blogs, y por lo que incursioné, concluí que para nombrar-sin-nombrar a las parejas-novios-amantes-objetodeafecto-objetosexual-etc se utilizan iniciales o palabra como "él" o incontables ejemplos. En mi caso ÉL es un chabón con el que "ando" hace casi 3 meses, nada para algunos, una eternidad para mí y mi suerte]. La cuestión es que le tiré todas mis mierdas y problemas personales por teléfono. Que se joda por preguntar "cómo estás?", jeje

Martes:
Por primera vez en meses, me sentí medianamente útil. Me puse un poco al día con la facu. Pero me comí una importante cagada a pedos de mi profesordepiano-mejoramigo.
A la noche fui con ÉL a ver a Ornette Colleman al Teatro Argentino. Me pasó a buscar por casa. Le regalé una copia de "El sonido primordial" y un Cd de mp3 con discos de Frank Zappa y David Byrne. ÉL me regaló un picodulce. Nos tomamos un remisse. Bajamos atrás del teatro. Fumamos. Entramos. Teníamos las entradas más baratas. Arriiiiiba de todo. Subimos las escaleras con profundo padecimiento. Cuando llegamos al último piso la acomodadora nos dijo "chicos, como no se agotaron las entradas y hay muchas butacas libres, pueden ir abajo si quieren". Nos miramos y cuando leímos "ooobvioo" en los ojos del otro, bajamos.
Colleman me voló la paluca!. Es un saxofonista de la concha de la lora. Tocó también la trompeta y el violín. Pero lo que más me gustó fue el contrabajista. Pensé que me iba a costar bancarme un recital de free jazz, pero disfruté plenamente la hora 45 minutos de música. El negro ese es un personaje. Es difícil de explicar. Me cuesta comprender como un viejo que le cuesta unos largos minutos llegar al escenario, puede producir tantos sonidos fuera de este planeta con su saxo; o cómo puede perderse en capital federal y aparecer un día después en el tigre.
Salimos flasheados y nos fuimos a tomar una birras a Antares. Nos reímos mucho, como siempre. También hablamos de cosas no-tan-piolas, que prefiero no recordar. Por momentos me dice cosas tan dulce que lo percibo como un nene enamorado. En otros momentos, le cambia radicalmente el tono de voz y me habla muy seriamente de cosas en las que no quiero pensar, pero en las que el insiste en enroscarse.
Cuando estábamos saliendo del bar, se dio cuenta que había perdido el Cd que le había regalado. Yo me reí, el se puso muy mal. En fin... De regreso, disfrutamos la caminata bajo una fina llovizna.

Miércoles:
Un día plenamente rutinario y alegremente lluvioso pero con una bellísima particularidad. Para ir al taller de circo me tomé un remisse. Llamé a la agencia de siempre. Cuando subí al auto, antes de decir "buenas tardes" o "a dónde vas?", el chofer me dice "¿Uds se olvidaron esto anoche?" Síííiíííí! ¡EL CD! En el trayecto me puse a flasharla con las cuestiones del destino. Y en eso me percato de que del espejo de auto colgaba un reloj antiguo, que la noche anterior también había observado con atención.
Se me vinieron a la cabeza un par de frases de Drexler (aunque lo detesto): "nada se pierde, todo se transforma" o "lo que tenga que ser, que sea". Fue una especie de paralelismo entre la situación puntual del Cd con mi relación en general con ÉL.
Cuando volví a mi casa lo primero que hice fue llamarlo a ÉL y contarle lo que me había pasado. Se puso muy feliz, y mi noticia le vino muy bien ya que estaba medio bajón.

Jueves:
No tengo ganas de escribir qué hice. Empecé a escribir sobre ÉL. Pero lo borré todo. No sé por qué, pero me sentí completamente ridícula. Sólo voy a comentar que es una situación algo complicada. Cuando empezamos a estar, a fines de febrero, pensé que no iba a durar más de tres semanas. Y acá estoy. Con todo mayo encima y todavía con ÉL.

Viernes:
HOY. Tan simple como eso. HOY.

sábado, 9 de mayo de 2009

Dancing Mood

Este blog surgió ante la necesidad de mejorar mi escritura. La música es mi temática favorita para abordar; especialmente las descripciones de recitales. Pero hoy no me encuentro muy inspirada.

-

Ayer (viernes 8 de mayo) fui a ver a Dancing Mood a El Teatro Café Concert (43 e/7y8, La Plata). Estaba citado a las 21, pero empezó una hora más tarde. Pocos temas; muy largos cada uno de ellos, en dónde cada músico se lució con un largo solo. Trompeta, saxo alto y tenor, flauta traversa, armónica, dos trombones, dos guitarras, dos teclados, bajo, batería, percusión y vibráfono. ¿Algo más?
En fin, estuvo muuuy bueno.

viernes, 8 de mayo de 2009

emm...

La verdad es que no quiero escribir. No ahora. No sobre lo que estoy pensando ahora. Pero a veces tengo que dejar escapar aunque sea un par de palabras. Y palabras no más. Ni en pedo me animo en este momento a lagar una frase medianamente coherente.


relaciones
hombres
amigos
problemas
pasado
celos
sexo
amor?
extrañar
superar
miedo
problemas
"quedirán"
sentir


Sí, SENTIR. Los sentimientos más fuertes que tuve estaban destinados a no-correpondidos. Ahora no sé qué me pasa. No es algo muy fuerte. Pero se siente bien. Así de simple. Pooor sueeerte, con vos, me siento bien.

domingo, 3 de mayo de 2009

Suele suceder

Siempre que anhelo mucho una situación, sucede todo lo contrario a mi deseo. La estrategia adecuada para evitar tal frustración es esperar que ocurra lo peor, visualizar el desastre total. De este modo, ante el menor logro, nos sentimos aunque sea un poquito realizados, o por lo menos gratamente sorprendidos.

Generalmente cuando esto me acontece (como en la última madrugada) trato de consolarme en una frase que leí en "Dalí me dijo" de Louis Pauwels:

<< Cuando partimos en un auto, digo: "¿y si tenemos un accidente?". En seguida: "sería una coincidencia singular que, después de semejante pensamiento, tuvieramos en efecto un accidente". Y a continuación: "al pensarlo, seguramente elimino los riesgos". >>



Si las cosas hubieran salido como queríamos, ¡hubiera sido una singular coincidencia!

So sublime, that we blow my mind

La música produce en mí sentimientos y sensaciones inexplicables. Éstas se multiplican si procuro concentrarme profundamente en lo que estoy escuchando. Y si es a oscuras, ¡MEJOR!.
Es como un juego. Intento disociar cada sonido de cada instrumento, pero teniéndolos todos presentes a la vez. Cuando lo logro un cosquilleo recorre mi cuerpo, desde mi espina dorsal hasta mi cabeza, empezando por el medio (como si dibujara un línea que separe mis hemisferios cerebrales), explotando hacia los costados.

Anoche hice eso con cuatro amigos. Escuchamos "Blood sugar sex magic" de Red Hot Chili Peppers, tirados en el living, casi a oscuras, bastante volados y con unos parlantes fenomenales al mango.
Interpretamos algunas letras. Elogiamos la voz de Antony. Marcamos el ritmo con los pies. Saltamos. Sonreímos.


Entrecerré los ojos. Sentí el bajo con tal fuerza que vibraron todas las células de mi ser. ¡Tremendo viaje!


viernes, 1 de mayo de 2009

VIRUS

Tengo una enfermedad. Incurable. No, no es dengue. No, no es la gripe porcina. Se llama MELOMANÍA. Sí, me-lo-ma--a. Soy una enfermita de la música. Tan desagradablemente fanatizada de los sonidos que hallo placenteros, que voy a un recital y no puedo evitar anotar la lista de temas en un papel o en el celular, o simplemente intentar llevar mi capacidad cerebral un poquito más allá del 10 % que usualmente utilizo, para memorizar las canciones en el orden que fueron tocadas.

Anoche tocó Virus gratis en Plaza Malvinas, cerrando las actividades del Mes de Malvinas, bajo el lema "Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía", organizado por el CECIM (Centro de ExCombatientes de Islas Malvinas). Los Virus se negaron a participar del festival por la solidaridad organizado por la Junta Militar con el fin de recaudar alimentos “para el fondo patriótico”, denunciando además el carácter ilegítimo de un gobierno dictatorial y el fraude del “fondo patriótico” que nunca llegó a los combatientes que se encontraban en las Islas.

En cuanto al recital en sí, puedo opinar que la elección de temas fue muy buena, con una interpretación prolija y enérgica. Pero sin Federico Moura, no es más que una muy buena banda de tributo a ellos mismos. Por más que Marcelo Moura cante bien y traté de ponerle toda la onda, no es la esperada voz de Federico, y no tiene ni un cuarto del carisma de su hermano.

En el transcurso del concierto se me vinieron muchas imágenes (paganas?) del verano '06-'07. En esas noches de calor llenas de ansiedad, hice sonar hasta el hartazgo dos cassettes que pertenecían a mi papá. En esa época yo di mis primeros pasos por la radio, y canciones como "Tomo lo que encuentro" y "Pecado para dos" siempre acompañaban mi columna musical.

Creo que lo que más me gusta de Virus es la carga sexual en las letras de los hermanos Moura y Roberto Jacoby. Recomiendo para leer "Virus, una generación" de Daniel Riera y Fernando Sanchez. Un recorrido por la historia de la banda, con anécdotas y un contexto histórico que nos hacen entender mejor las letras.

La lista de temas (hasta dónde me quedé... )

  1. Ausencia
  2. Pecado para dos
  3. Destino circular
  4. Sin disfraz
  5. Imágenes paganas
  6. Pronta entrega
  7. Mirada speed
  8. La cruz del sur
  9. Soy moderno, no fumo
  10. Persuadida
  11. El probador
  12. Me puedo programar
  13. Desesperado secuencia 1
  14. Mi garage
  15. Amor descartable
  16. Luna de miel en mano
  17. Hay que salir del agujero interior