miércoles, 27 de mayo de 2009

La sed verdadera

Hoy iba a escribir sobre el recital de Sergio Pángaro y Baccarat, del sábado 23 en el Teatro Café Concert. Iba a contar que tocó temas como Desierto, Autoayuda, Bailás?, Cómo hacer un hit, Corazón, Porque sí, Always on my mind, Hippie en Constitución, Come prima, Just a gigolo, En el vals (canción de la banda sonora de La novicia rebelde), Lluvia dorada, Apocalypsis, Boogaloo y Tomo lo que encuentro (temazo de Virus). O también que caían burbujas al escenario, o sobre lo groso es el tecladista, o lo loco que se puso Pángaro cuando tocaron Boogaloo. Pero no, no voy a hablar de eso.

O deseaba hablar acerca de la obra de teatro "La memoria de los peces" que me arrebató un par de lágrimas y muuuchos escalofríos. Pero no, nada más la recomiendo.

También quería escribir sobre la serie de situaciones y encuentros bizarros con gente bizarra que me sucedieron en el día de ayer. Pero no, no tengo ganas de destinarle palabras a eso.

O podría contar que ayer cuando salí de la facultad me pareció ver a una persona que fue muy hiriente conmigo, y que estoy casi segura de que no era, pero que sólo el hecho de pensar en la probabilidad de cruzármelo hizo que me sumergiera en un horrible estado de angustia y nerviosismo. Pero no, mejor ni acordarme.

Así mismo me hubiera gustado filosofar sobre el efecto que tiene un café y un panqueque con dulce de leche y salsa de chocolate sobre la gente. O cómo me encanta hablar con mi prima, la persona que mejor me conoce en el mundo. O sobre las interesantes temáticas sobre las que charlamos: amor, pareja, sexo, familia (NUESTRA familia), proyectos, realización de la mujer, etc. Pero no, prefiero reservármelo.


De lo que sí voy a hablar es sobre un episodio que me sucedió hoy a la mañana, que resume un poco todas las temáticas anteriores de las que no quiero hablar.

Cuando iba hacia la facultad, ni bien se vació un poco el micro y pude sentarme, me calzé los auriculares y comencé a reproducir mi mp4. Mi deseo era escuchar dos temas específicos, que me hacen acordar un poco a esa persona hiriente que no sé si me crucé o no, y a todas las batallas amorosas que libré en tiempo pasado y que ahora las resolví victoriosamente cuando dejé de preocuparme por destinar amor a gente que no me correspondía, y empecé a quererme a mí misma. (Recomendación: Interesante post sobre este mismo tema)

Esas canciones son By this river, de Brian Eno y Siempre me quedará, de Bebe.
La primera la escuché cientos de veces inconscientemente, pero me voló la cabeza después de ver la película Y tu mamá también. El film en sí no es genial, pero me sentí muy identificada con algunas escenas y diálogos. Lo que me llamó poderosamente la atención de esa canción es que la conocía. La podía tararear. Pero no sabía ni cómo se llamaba, ni de quién era. Cuando lo averigüé, la situación se coronó al encontrar la siguiente frase: "Waiting here, Always failing to remember why we came, came, came: I wonder why we came".
La segunda es una canción tontita, pero que me gusta, porque sí... Porque es la música de fondo perfecta para cualquier drama adolescente: "Me cuesta abrir los ojos y lo hago poco a poco, no sea que aún te encuentre cerca".

Pero cuando puse play no se reprodujo ni una ni otra canción, aunque en la pantalla figuraban ambos títulos. Mis oídos comenzaron a percibir La sed verdadera, de Luis Alberto Spinetta. No sólo me sorprendió la extraña falla técnica, sino también la aparición de esa canción. ESA, y no cualquier otra.
Este tema, que pertenece al disco Artaud, siempre habló de mí. Desde la primera vez que lo escuché hasta el día de hoy. Siempre habló de mí. De mí y de los que me rodean ("Sé muy bien que has oído hablar de mí y hoy nos vemos aquí"). Fue el lema de mi vida: "pero la paz en mí nunca la encontrarás, si no es en vos, en mí nunca la encontrarás". Esta frase inundó mis cuadernos, y todas las superficies cercanas donde pudiera escribir.
Este tema habla de mí, y ME HABLA A MÍ. Cuenta la historia de todos los tipos con los que anduve, siempre en tiempo presente, remitiéndome al pasado al mismo tiempo. "Por tu living o fuera de allí no estás, pero hay otro que está, y no soy yo, yo sólo te hablo desde aquí, él debe ser la música que nunca hiciste".
"Viste la piel, creíste en todo lo que te pedí, y nada salió de vos". Cuando sonó esa parte, mi mirada dirigida a la ventanilla del micro, se sumergió en un seguidilla de imágenes internas: sillones, camas, parques, charlas, hombres.

¿Por qué? ¿Por qué justo ahora esta canción me asalta sorpresivamente? ¿Por qué se reprodujo este tema, y no ninguno de los dos que yo quería escuchar? ¿Es una señal del destino? ¿Es un consejo, una recomendación?


Las luces que saltan a lo lejos
No esperan que vayas a apagarlas jamás.

1 comentario:

  1. hay veces que la musica escucha a uno parece... yo cada vez que termino mi tanda de parciales y finales, aparece como un virus diminuto que se filtra en mi sistema nervioso una cancion... siempre la misma, me eriza la piel, me remite a la libertad de las vacaciones, me despeja, y me saca el chaleco de 45 kilos de conocimiento cuasi-aprendido... Snow Hey Oh de 'los peppers'...

    admiro tu amor por la musica, mas es tambien el mio intenso...

    felicitaciones por tan cuidada y hermosa coleccion de pensamientos! salud!

    ~R.E.L.~

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